Metida en el bolso de aquella mamá, Pegotita iba imaginando como seria su nueva vida, sus amigos, su familia, que haría y las aventuras que le esperarían.
Mientras viajaba en el pequeño coche azul, de camino a su nueva casa, Pegotita sintió un poco de mareo con el va y ven de las curvas, pero fué valiente y pensó que pronto llegarían a casa y se le pasaría.
Por fin llegaron a casa, y Pegotita escuchaba la voz de fondo de la mamá del bebé, pudo oír como le cantaba bonitas canciones y como le decía cuanto le quería. Aquello le produjo mucha alegría ya que allí el amor y el cariño lo tendría asegurado.
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